Si no escribo, exploto.

El universo estaba gritando “¡PAUSA!”.

¡Hola!  Por si no me conoces, me llaman Sofía, Sophie, SoLo…  Soy una mujer adulta, caborrojeña mudada a San Juan, madre de un hombre en potencia, trabajadora y sentipensante.  El 2019 ha sido un año “interesante”.  Hasta ahora: he cambiado de empleos, llegado a los famosos 40, realizado el sueño de nuestro primer viaje familiar, perdido a mi padre y me he visto en la obligación de hacer una pausa en mi vida.  Conmigo en mente, decidí iniciar este blog para expresarme y mantener activas mis destrezas de comunicadora.  Si decides seguir leyendo, ¡gracias!  Mi compromiso es contarte mi versión de lo que sea que estoy viviendo, pero en #500PalabrasOMenos. 

Sin excederme en detalles sobre los cambios de empleo, te contaré que lo más difícil fue atreverme a renunciar a la compañía que fue mi segundo hogar por casi 17 años.  Ese trabajo me apasionaba grandemente, pero la oportunidad se presentó en un momento en que me preguntaba si había algún espacio allí para crecer.  Fue así como -ansiosa, pero esperanzada- el 18 de marzo presenté la primera carta de renuncia que había escrito para mí misma.  Desde la cara de incredulidad de mi exjefe y la sorpresa de aquellos compañeros que ya eran parte de mi familia hasta la hermosa despedida que me hicieron, confieso que mi salida estuvo cargadita de emociones.  El 1 de abril, empecé un nuevo reto profesional en una industria de la que no conocía nada y me retaba mucho, lo que tomé como una oportunidad para aprender.  El ambiente me hizo sentir a gusto y la confianza de mi supervisor fue excepcional.  Estando allí celebré mi cumpleaños #40, edad a la que añoraba llegar.  Mi teoría era que teniendo 39 sentía que no pertenecía ni a los 30s ni a los 40s.  Bendecida con una genética envidiable, festejé el convertirme en señora de las cuatro décadas más que cuando cumplí 15.  En septiembre, mi adolescente cumplió los suyos y de regalo tomamos nuestro primer #FamilyCation.  Como muchos en Puerto Rico, vivimos de cheque a cheque, pero nos propusimos ahorrar para hacer que este viaje fuera memorable.  ¡Y lo logramos!  Viajamos a Orlando con una ambiciosa agenda de cinco parques en cinco días que nos llenó de alegría, recuerdos y burbujas de agua en los pies.

A dos semanas de nuestro regreso, recibí la llamada para la que nunca se está preparado.  Mi héroe sin capa había fallecido.  Con una maleta llena de ropa negra y el corazón roto, fui a mi pueblo a despedirme de mi primer amor.  Mi mundo, ahora, se veía distinto.  Quizás por eso, al perder ese nuevo empleo, sólo exhalé profundamente y me retiré con dignidad.  Pues, el universo estaba gritando “¡PAUSA!” y todo lo que yo tenía que contestar era “OK”.  A lo demás, hoy lo único que puedo responder es “no sé”.   Así que, con mucha fe en mí, te invito a ser parte de mi pausa leyéndome porque, si no escribo, exploto.                 

6 thoughts on “Si no escribo, exploto.

  1. Sentipensante… ingeniosa creación de un adjetivo que te describe muy acertadamente.
    Si no fuera por los espacios que creamos para pausar, escribir y repensarnos, explotariamos.

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